Andrés Barrios plantea la urgencia de una reforma política y judicial
A la llegada de la pandemia le antecedió el descontento social de varios sectores que reclamaban un cambio. Con la pandemia, las desigualdades se hicieron más evidentes, el reclamo de la ciudadanía pide que quienes detentan el poder político cumplan sus promesas y no solo den solución a sus intereses individuales; piden que, quienes están en las altas Cortes, hagan su trabajo sin pretensiones políticas. Es por ello que para el profesor Andrés Barrios, en su columna de opinión en Pulzo, se está gestando un sinnúmero de razones que darían lugar a lo que, a finales de los 80 y principios de los 90, se experimentó con el movimiento de la Séptima Papeleta y su resultado, la Constituyente de 1991.
"La coyuntura del momento, el desprestigio de la ralea política, económica y jurídica del país abre el panorama para que surjan nuevos jóvenes líderes que, desde su preocupación por el contexto general de la nación, encuentren alternativas de viabilidad para la implementación de los Acuerdos de Paz, con justicia y reparación; reformar la concepción y composición de la esfera política y jurídica, al tiempo que se atajan las profundas discrepancias de la política social que sucumbe en el abandono a la población más vulnerable", afirma en su columna.
Sin mencionar los últimos acontecimientos judiciales que acapararon los titulares de los medios nacionales e internacionales, el profesor Barrios considera que a la propuesta del presidente Iván Duque sobre una Reforma a la Justicia hay que ponerle atención porque, quizá, sea el camino que garantice la corrección de fallas en su estructura.
"Naturalización de los acontecimientos desdibujó el margen ético del comportamiento y hace que muchos asuman como normal que la justicia esté del lado de los bandidos, contorno preocupante que hace necesaria la implementación de una reforma al cuerpo jurídico colombiano; metamorfosis estructural que es contraria a los privilegios de los sectores políticos hoy llamados a conciliar con el mayor alcance y velocidad la propuesta delineada por la administración Duque Márquez", afirma.
De darse esta reforma, el docente enumera los cambios que se darían para bien: "Legalidad sustentada en principio de equidad y acceso proporcional para todos los ciudadanos, compromiso enfocado con aquellos pilares circunstanciales ligados a la modernización, digitalización de la justicia, el fortalecimiento de los mecanismos de resolución de conflictos, la optimización de la infraestructura carcelaria y la agilidad de las etapas procesales".
Por eso el mensaje es claro y se lee en aquel principio que señala que, "de no existir una auto-reforma de la clase política, se debe dar la misma desde el constituyente primario, posibilidad que toma cada vez más forma, pues se está en un punto de la historia en donde se debe desatornillar del Capitolio Nacional a legendarios políticos y sus descendencias herederas del poder; dar campo a nuevas corrientes que refresquen la visión de País y a la concepción de realidad en el imaginario colectivo".
La invitación final a sus lectores es a participar de manera activa para así derrotar la apatía electoral, una "voz popular que se alce para elegir y ser elegido, pero a su vez para expresar el descontento con la tradicional forma de operar la política y la justicia del país".







