“Promover revocatorias, en este momento, atenta contra la estabilidad política, económica y ciudadana”
Los ojos de la política latinoamericana están puestos, durante esta semana, en la moción de vacancia por incapacidad moral con la que se destituyó al presidente peruano Martín Vizcarra, un mecanismo que, de acuerdo con Andrés Barrios, profesor del Área Académica de Comunicación Social – Periodismo de Utadeo, en su habitual columna de opinión en Pulzo, ya ha comenzado a tener eco en nuestro país, en donde también se anuncia un referendo revocatorio en contra de Iván Duque.
“Estrategia de emular lo malo e indeseable de la democracia, en la esfera global, parece ser el derrotero político que se impondrá de cara a profundizar la polarización en el ámbito nacional. Derecho de control ciudadano, sustentado en la Ley 134 de 1.994 y la Ley 741 de 2.002, pierde todo su efecto al convertirse en ideario de reaccionarios políticos que, desde la mediocridad, son incapaces de asumir su derrota en las urnas. Revocatoria del mandato, antes que una pataleta de ahogado o moda como se percibe en los casos de Bogotá, Medellín y Cartagena, es un principio político sensato que tiene el ciudadano para confrontar a alcaldes y gobernadores incapaces de asumir su mandato dando cumplimiento a un programa de gobierno sufragado por el constituyente primario”, argumenta el profesor.
El columnista también sugiere que la agenda social está capturada por la polarización, las divergencias ideológicas, el amarillismo y las campañas electorales populistas, que se ven alimentados por los medios periodísticos. Barrios asegura que hacer un llamado a revocatorias atenta contra la estabilidad política, económica y ciudadana que requiere el país, ante una nueva normalidad en la que se debe reconstruir a Colombia.
“Envilecido entorno es aprovechado de manera magistral por quienes tiran la piedra y esconden la mano, sagaces caudillos incendiarios, que sin argumentos desbordan los ánimos xenófobos, ideológicos o partidistas para pasar por encima de la democracia. El promover revocatorias desvía la atención sobre el deber ser de alcaldes y gobernadores, gestión de recursos e implementación de políticas públicas que atiendan la apremiante penuria de la esfera poblacional de su entorno; reactivación lenta, pero segura, que distante de la improvisación atiende la pobreza, hambre y desigualdad que se toma las calles colombianas, dispara la inseguridad, y desborda los índices criminales. Diatriba ética, de voceros del poder, que desdibuja esencia del principio legal para atajar a corruptos con la revocatoria desde el sufragio”.







