Tras el atentado terrorista perpetrado por el ELN en contra de la Escuela de Cadetes de Policía General Santander, que cobró la vida de 21 personas y dejó más de ochenta heridos, el profesor emérito de Utadeo, Salomón Kalmanovitz, califica de “ambiente sombrío” el escenario político actual, el cual nos hace evocar “los eventos cruentos de las guerras contra el narcotráfico y la insurgencia que hemos padecido y nos han llenado nuevamente de zozobra”, indica en su más reciente columna de opinión en El Espectador.
Como argumenta el columnista, este execrable hecho ocurre en un momento donde el país comenzaba a disfrutar de momentos de paz en algunas de las regiones que, en otrora, eran azotadas por la violencia. También, arguye, se estaba recuperando la confianza empresarial y de los turistas extranjeros, al tiempo que la polarización parecía comenzarse a esfumar.
Sin embargo, desde el inicio del Gobierno Duque, el presidente manifestó que serían dos las condiciones necesarias para volver a la mesa de diálogo con el ELN: el cese de todas las acciones crimínales y de secuestro: “El ELN no había aceptado el cese del secuestro ni devolver las víctimas que tiene en su poder, lo cual había mantenido estancado su proceso con el gobierno de Santos; Duque no consideró necesario presionarlos en esa dirección y decidió más bien apartarse de la mesa de La Habana. Esta fue una mala decisión pues cortó las comunicaciones con un movimiento caracterizado por el fanatismo religioso y que cuenta con una estructura descentralizada”.
De este modo, Kalmanovitz sostiene que, tras la indiferencia del Gobierno, el grupo guerrillero decidió desatar varias acciones terroristas, lo cual se traduce en la declaración de guerra del presidente.
Frente la solicitud de Colombia a Cuba de extraditar a la cúpula directiva del ELN que se encontraba en la mesa de negociación, Kalmanovitz señala que este gesto puede hacernos quedar muy mal ante la Comunidad Europea y las Naciones Unidas: “La marcha contra la violencia de ayer puede ser un nuevo punto de inflexión para que el ELN tome conciencia de que está de espaldas a las necesidades y anhelos del pueblo colombiano. Hacia futuro, debe conformarse un movimiento ciudadano contra todas las formas de violencia, incluyendo las que están siendo ejercidas contra líderes sociales y reclamantes de tierras, y persistir en la lucha contra la corrupción y el clientelismo”, finaliza.







